Emprender es un acto de valentía, pero también —y sobre todo— es un acto profundo de amor propio.
Cada decisión que tomas al construir tu negocio, desde elegir socios hasta establecer horarios, refleja cuánto te eliges a ti misma. Sin embargo, en la rutina del día a día, entre metas y pendientes, es fácil desconectarte de ti. Justo ahí es cuando más necesitas reconectar.
El amor propio no es algo que se alcanza y ya. Se cultiva, se practica, se elige.
Y como mujer emprendedora, cultivarlo puede transformar por completo tu forma de liderar, crear y avanzar.
Aquí te compartimos tres formas sencillas (pero poderosas) de practicar el amor propio en tu vida emprendedora:
1. Poner límites es una forma de respetarte y proteger tu energía
Decir que no también es una forma de decirte que sí: sí a tu descanso, a tu enfoque, a lo que te impulsa.
Como emprendedora, es común caer en la trampa de estar siempre disponible. Pero tu tiempo y tu energía son recursos clave en tu negocio.
Aprende a identificar qué te resta y qué te impulsa. Rodéate de lo segundo y aprende a soltar lo primero.
2. Celebrarte sin culpa es reconocer tu valor
A veces estamos tan enfocadas en lo que falta, que se nos olvida mirar todo lo que ya hemos construido.
Reconocer tus avances es esencial para fortalecer tu autoestima y mantenerte motivada.
Celebra tus logros, grandes y pequeños. Desde una venta lograda hasta una idea brillante, celebrarte es una estrategia de crecimiento. Cuando te validas a ti misma, refuerzas tu confianza y tu capacidad de liderar.
3. Invertir en ti es invertir en tu negocio
Tomarte una tarde libre, ir a terapia, pedir ayuda, capacitarte o contratar un seguro… todo eso también es construir empresa.
Tu bienestar no es opcional. Es el cimiento sobre el que todo lo demás se sostiene. Una emprendedora que se cuida, que se escucha y que se prioriza, tiene más claridad para tomar decisiones, más resiliencia para enfrentar desafíos y más empatía para liderar a su equipo o comunidad.
Elegirte a ti también es una decisión empresarial
Recuerda que cuando te eliges, te cuidas. Y cuando te cuidas, tomas decisiones más conscientes: desde contratar un seguro que te proteja, hasta poner límites, decir no a lo que no suma, y sí a lo que te impulsa.
El amor propio no es un lujo, es una herramienta estratégica. Porque cuando te das espacio para mirarte, entenderte y valorarte, también elevas la forma en que lideras, creas y vendes.
Hace unos días, en el Bootcamp de seguros, hablamos justo de esto: cómo protegernos también empieza por dentro. Una vez más gracias a BBVA Seguros por ser nuestro aliado y por crear en conjunto estos espacios en donde más mujeres aprenden que cuidar su empresa va más allá de cuidar la rentabilidad y su servicio.
Y tú, ¿cómo vas a practicar el amor propio hoy?